Cómo funciona la mente.

A todos nos interesa adaptarnos en la vida, conocer cómo funciona la mente nos puede ayudar.

¿Para qué está hecha la mente? Está hecho para ayudar a organizar, planificar y evaluar cualquier proyecto vital.

Es el ordenador mental que facilita el trabajo. Lo que mejor se le da es economizar. Etiqueta o nombra algo nuevo, como si fuera algo ya conocido, así ahorra recursos mentales en la organización e interpretación de los eventos. Otra forma de economizar es clasificar o juzgar.

La mente está a nuestro servicio.

Tres funciones de la mente:

Conocer cómo funciona la mente nos puede ayudar a utilizar nuestro tiempo de forma más eficaz y sin esfuerzo.

Base genética:

Hay tres estructuras que deben funcionar para que nuestro ordenador cerebral nos facilite las tareas. Los ganglios basales, la amígdala y el hipocampo.

Por eso nuestros recuerdos llevan emociones asociadas. Para formar recuerdos se implican diferentes estructuras fisicoquímicas y múltiples conexiones de diferentes partes del cerebro.

Experiencias pasadas:

La interpretación de la realidad presente se basa en imágenes del pasado que vienen a recordarme cómo lo gestioné, para ahorrar energía mental. Por eso es fácil entrar en la preocupación. Si fue útil para hacerme feliz, o no es irrelevante.

La mente sólo piensa en mi supervivencia. Imagínate si incorporas en la ecuación algún miedo o necesidad. La mente no distingue entre positivo o negativo, sólo pone el foco donde yo le ordene. Mi mente no sabe nada sobre vivir una vida plena y feliz, en compromiso con mis valores. No sabe nada de mis intereses profundos.

Anticipaciones futuras

Igual que se estructura mi pasado, se programan diferentes anticipaciones futuras sobre lo que puede ir bien o mal. Es así cómo funciona la mente.

Depende de mí programar a mi mente en aproximación a lo que me importa y así será el foco de atención. O prepararla para posibles “futuros” de fracaso y será ahí donde se enfoque. En ninguno de los dos casos conoce de la felicidad.

El origen de cualquier problema es olvidar que estamos viendo una imagen mental que la mente nos ofrece y no la realidad. Nos olvidamos de que esos pensamientos, imágenes, ideas son producto de nuestra mente y no es real.

Solo yo soy la responsable de mi paz. Independientemente de las circunstancias que me rodeen. Sólo yo elijo si vivo mi vida acercándome a lo que me importa o alejándome de lo que no quiero vivir. Diferenciar eso es tan fácil y rápido, como conectar conmigo mismo.

Lo que sí debemos dejarle hacer ala mente,  y lo hace muy bien es planificar, programar un plan concreto. Déjale que haga el trabajo de ordenador, sistematizar, categorizar. Y dedícate a vivir una vida plena y elegida por ti.

burro dando vueltas atado a un molino

Poner el piloto automático en la vida

Ya decía Lennon
“La vida es lo que te pasa mientras estás haciendo otra cosa”
. Eso es lo que eligen hacer algunas personas para las que seguir “el plan establecido” es lo primordial, más incluso que sus propios intereses o inquietudes.

De esta forma es fácil encontrarnos con personas para las que “vivir en piloto automático” se ha convertido en un modo de vida habitual. Si durante la mayor parte de nuestra vida centramos nuestra atención en algo distinto a lo que estamos haciendo, podemos acabar sintiéndonos vacíos, entumecidos y la vida se vuelve repetitiva y monótona. La experiencia no proporciona una sensación de frescura y de descubrimiento novedoso como cuando un niño percibe el mundo por primera vez, sino que nos sentimos como que algo falta para completar la experiencia.

La vida en piloto automático también nos hace correr el riesgo de reaccionar mecánicamente ante las situaciones, esto es, sin haber reflexionado sobre las distintas opciones de respuesta de que disponemos. El resultado pueden ser reacciones impulsivas que, a su vez, provocan respuestas rápidas y sin pensar por parte de los demás.

Con cada generación la mente humana ha venido perfeccionando su capacidad de predecir y evitar el peligro. Y ahora, tras ciento de miles de años de evolución, la mente moderna sigue detectando el peligro constantemente. Nuestra mente valora y juzga casi cada cosa que nos encontramos. ¿Es bueno o malo? ¿Seguro o peligroso? ¿Dañino o útil?

Algunas personas deciden vivir según las “reglas”, según lo que “se debe” hacer y así van configurando una forma de vida que ni le es propia ni sienten realmente que las cosas que les pasan son las que buscan, sino más bien las que le vienen dadas. Las cosas son así suelen decir, a veces con una sensación de resignación o de aguantar lo que no nos gusta o lo que pensamos que no podemos combatir.

Vivir en piloto automático no es otra cosa que no estar en lo que se está, sino en tus propias cavilaciones del pasado (cómo podrían ser las cosas diferentes, eso que no me gustó, aquello que me preocupa) o del futuro (miedos sobre posibles fracasos o resultados fallidos) cuando el único momento que tenemos de control y de poder es el presente.

La vida es como una espina rodeada de miel, si quieres comer dulce te tienes que arriesgar a pincharte. El elegir de una u otra forma, no sufrir impide que puedas acceder o disfrutar de las cosas de la vida, hay otra opción, disfrutar las cosas que te da la vida conociendo y sabiendo que es posible “pincharte” y sufrir en el intento.